Lactancia materna y sus beneficios

La evidencia científica muestra la superioridad de la leche materna como alimento exclusivo durante los primeros 6 meses de vida.
En la actualidad, la leche humana y la alimentación al pecho son el estándar normativo para la alimentación y la nutrición infantil por los beneficios nutricionales, cognitivos, emocionales e inmunológicos que brinda. Se recomienda que se continúe la lactancia hasta los dos años o más, pero se inicie la introducción de alimentos complementarios.
El inicio de la lactancia en la primera hora de vida es el primer paso y el más importante para reducir la mortalidad infantil en menores de cinco años. La lactancia materna reduce significativamente los riesgos de enfermedades en la madre y en el niño. Comparado con un bebé alimentado con fórmula, es menos probable que un bebé alimentado con pecho desarrolle diarrea, infecciones de oído, alergias, meningitis, problemas respiratorios o vómitos. Beneficios de la leche humana Diversos estudios han demostrado que los lactantes alimentados con pecho durante siete a nueve meses tuvieron como adultos un coeficiente intelectual superior al de aquellos alimentados con pecho por menos
de siete meses. La lactancia materna se asocia con mejores niveles de colesterol en adultos y los estudios también indican que la lactancia materna ayuda a prevenir la diabetes dependiente de insulina, otro factor de riesgo para desarrollar enfermedad cardiaca. También es un factor que reduce el riesgo de obesidad en la niñez. Mientras más tiempo amamanta una mujer, más protegida está contra el cáncer de pecho
¿Con qué frecuencia debe ser amamantado un bebé? La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que los bebés empiecen a alimentarse dentro de la primera hora inmediatamente después del parto o en las primeras horas posparto, con lactadas frecuentes, aproximadamente 8-12 veces al día durante el primer mes.
Es conveniente practicar alojamiento conjunto y permitir el contacto piel a piel siempre que sea posible. Los niños alimentados al pecho no deberían recibir otros líquidos o leches distintos a la leche materna.
Cuanto más frecuentemente succione el bebé, mayor producción de leche se tendrá. A los lactantes, particularmente aquellos alimentados con pecho, les va mejor cuando se les permite alimentarse según lo indiquen sus necesidades. A esto se llama lactancia “por señales” o “a demanda”. La AAP recomienda que debe permitirse que los bebés pongan su propia rutina, en lugar de ponerles bajo un horario predeterminado.